Wednesday of the 20th Week in Ordinary Time
Judges 9:6-15; Matthew 20:1-16
Following the commonly accepted wisdom isn’t always the wisest thing to do. Abimelech asked the leaders of Shechem whether they thought it would be better for their people to be led by 70 people or by one. He convinced them to accept one, and he proceeded to murder his 70 brothers. Abimelech proved to be a terrible leader. Shechem soon revolted against him, and he was eventually killed when a woman in a house he was attacking dropped a stone on his head.
In today’s gospel parable, Jesus challenges our commonly accepted notions of what is fair. The master of a vineyard gives the same wage to his day laborers, regardless of when they started their work. Those who started early grumble with resentment. Those who started work with just an hour to spare are silent. We don’t know if they were overwhelmed with gratitude or simply made a quick get-away to celebrate their good fortune.
The point of this story is two-fold: it demonstrates that the gates of salvation are open to all, and it underscores God’s almost incomprehensible generosity and the richness of his grace. We live in a world that often demands that there be winners and losers, the chosen and the left behind. The kingdom of God that Jesus proclaimed is a different world, and he invites and challenges us to live in it. jc
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Miércoles de la XX semana del tiempo ordinario
Seguir la sabiduría comúnmente aceptada no siempre es lo más sabio. Abimelec preguntó a los dirigentes de Siquem si pensaban que sería mejor para su pueblo ser dirigido por setenta personas o por una. Los convenció de que aceptaran a uno, y procedió a asesinar a sus 70 hermanos. Abimelec demostró ser un líder terrible. Siquem pronto se rebeló contra él, y acabó muriendo cuando una mujer de una casa que estaba atacando le tiró una piedra a la cabeza.
En la parábola del Evangelio de hoy, Jesús desafía nuestras nociones comúnmente aceptadas de lo que es justo. El dueño de una viña da el mismo salario a sus jornaleros, independientemente de cuándo hayan empezado a trabajar. Los que empezaron temprano se quejan con resentimiento. Los que empezaron a trabajar con sólo una hora de sobra se callan. No sabemos si estaban abrumados por la gratitud o simplemente hicieron una escapada rápida para celebrar su buena fortuna.
El sentido de esta historia es doble: demuestra que las puertas de la salvación están abiertas para todos, y subraya la generosidad casi incomprensible de Dios y la riqueza de su gracia. Vivimos en un mundo que a menudo exige que haya vencedores y vencidos, elegidos y excluidos. El reino de Dios que Jesús proclamó es un mundo diferente, y nos invita y desafía a vivir en él. Jc
Asistencia de traducción proporcionada por DeepL.com®
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